No siempre es necesario una patología, o una personalidad patógena para acudir a nosotros. Muchos casos lo que requieren es un guía que acompañe en una pequeña parte del camino que es la vida. Que ayude a rememorar el por qué somos como somos, en qué circunstancias hemos crecido y por qué algunos de nuestros comportamientos no son más que aprendizajes ilógicos, que sin duda se pueden cambiar.

Viviendo en la sociedad que vivimos, donde todo ocurre deprisa y sin pausas, este es un lugar donde parar y conocerse a uno mismo teniendo a esa persona que te proporcionará el soporte para disminuir las características y mecanismos más disfuncionales y aumentar las potencialidades de la persona.